domingo, 11 de septiembre de 2016

¿Por qué diablos la gente apoya a la derecha? Un médico noruego tiene la respuesta


gernot-ernst-alberto-buitre-mexico-sosialistisk-venstrepartiPor: Alberto Buitre


TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO. –No creo en el destino, pero hay ciertos momentos en la vida que casi me convencen de creer que nada es casualidad. Uno de esos momentos fue cuando conocí a Gernot Ernst.
En esto venía pensando desde tiempo atrás: ¿Por qué la gente sigue apoyando a la derecha, a pesar que, bajo sus gobiernos, ya saben que es cuando peor les va? En Estados Unidos, Donald Trump no pierde popularidad. En España, la población continúa votando al Partido Popular. Mauricio Macri hoy es presidente de Argentina gracias al voto masivo de la gente. Y en México, nos preparamos para lo que puede ser la vuelta a la presidencia del Partido Acción Nacional… ¡¿Por qué diablos?! Y de tal respuesta, quería escribir un artículo.
Pero no daba con una razón convincente. La teoría dice mucho, sí, pero no lograba empatarla con el siglo XXI. Entonces acudí este fin de semana a Toluca, Estado de México, a una conferencia sobre la crisis del capitalismo organizada por el Partido del Trabajo, y conocí al doctor Ernst.
Ernst es un intelectual en serio. Médico anestesiólogo del Vestre Viken Hospital Trust, en Korngbesrg, Noruega. Neurobiólogo y científico social, ha realizado investigaciones en Teoría de la Complejidad asociadas a la medicina y las ciencias sociales. Además, es consejero científico del Partido de la Izquierda Socialista de Noruega. O sea, el sujeto sabe de lo que habla.
En su ponencia, Ernst dijo que el pensamiento de derecha tiene una explicación neurocientífica. El contexto social actual es el caldo de cultivo para esto. Internet literalmente bombardea con mierda los cerebros de las personas. La llamada “shitstorm” –término urbano para describir una serie de cosas que van aparentemente bien, pero que, al realizarse, terminan horrendamente mal–, dejan cosas (selfies, memes, chats, fotos y videos cualesquiera) que desaparecen rápido y dejan frustración. Las redes sociales están plagadas de pseudoargumentación, generan egoísmo y con ellas es fácil burlarse de asuntos realmente serios, como una tragedia humana, un acto de corrupción política, y la lucha de un grupo de personas por sus derechos. Mierda, pues. Y lo más peligroso de todo: generan miedo. Y el miedo es la materia prima de la derecha.
Ernst explicó que la derecha sabe muy bien lo que hace, cuando le habla a las audiencias. Por ejemplo, crean enemigos abstractos: migrantes, homosexuales, mujeres, anarquistas; en ellos se funda la razón del miedo. Entonces un candidato o candidata de derecha aparece como una figura paternal, que es capaz de arreglar tus problemas. Provoca –dice el doctor–, patriarcado.
Y al padre todo se le cree; por ser padre, y por haberte puesto en una posición infantil de indefensión. De hecho, una vez entregándote a él, cada afirmación que haga la tomas como válida. No importa si sabes que es mentira; no importa si él mismo sabe que es mentira, explica Ernst. Se ha creado una imagen del “nosotros contra los otros”. No argumenta. No te pone a pensar, no lo necesita. Lo único que la derecha requiere es poner imágenes en tu mente mediante palabras y definiciones: “Los mexicanos son violadores y traen drogas”.


¿Buscaba una respuesta? Ahí la tenía. Pero no era suficiente. Quería saber más, y entonces me lancé a conversar con él.
–Ernst, dime, ¿por qué tiene tanto éxito la derecha hoy en día?
–Los medios de información han cambiado, particularmente internet. Pero también la forma de educación, de movimiento, esto provoca que nuestra mente cambie, que tengamos dificultades de concentrarnos y de aceptar o entender argumentos. Esto es explotado por la derecha porque se especializa por utilizar el miedo. Saben lo que están haciendo. Están utilizando el miedo social.
–¿Pero por qué funciona tanto?
–El miedo, la confusión. Es un hecho que, cuando eres confundido, tu cerebro no logra argumentar. El cerebro es fácil de convencer con imágenes, con palabras simples. Por ejemplo, las grandes tiendas hacen grandes laberintos donde las personas no encuentren la salida. Es una estrategia. Porque cuando eres confundido no tienes fuerza mental para no comprar cosas. Es una técnica; es fácil confundir a la gente. Es la estrategia: aumentar el miedo, aumentar la confusión y así saben que la gente va a apuntar hacia la derecha. Es una estrategia clásica fascista.
–¿Qué opinas de Trump? ¿Por qué, a pesar de tantas críticas, todos los días, el tipo sigue vigente?
–Trump y sus partidarios saben exactamente qué están haciendo. Trump psicológicamente es un hombre viejo que teme a la muerte. Es una estructura típica de la derecha. Ellos temen a la muerte más que los de la izquierda. Y cuando temes a la muerte, cuando tienes miedo, tu método para sobrevivir es la agresividad. Y esos instintos son provocados. En los mitines de Trump, quienes están ahí, la mayoría son hombres son un poco más viejos y también son hombres o mujeres que tienen una alimentación que no es buena, y sus funciones en el cerebro no funcionan claramente. Esta es una estrategia que se ha construido y sus especialistas trabajan en eso.
¿Y qué diablos hacer? Según el doctor Gernot Ernst, la izquierda (yo más bien me considero un anarquista clásico, pero igual aplica) tiene en sus manos la más vieja de sus armas: la organización social; que, dadas las circunstancias, sigue siendo la más efectiva. “Porque la organización social disminuye el miedo”
En la izquierda –apunta– , no hay un camino tan fácil como en la derecha. “La izquierda argumenta. Pero hemos olvidado la organización. Y para la organización necesitamos más tiempo. Hemos perdido a los trabajadores donde no tenemos sindicatos, y ahí debe haber compañeros que sufran y luchen con ellos. Esa es nuestra fuerza. Cuando estamos ayudándoles en las cosas pequeñas, van a escuchar y van a recordar qué es los más importante y van a luchar también. “
Luego entonces, Ernst ofrece lo siguiente que, he titulado: “Consejos del doctor Gernot Ernst para evitar que la gente apoye a la derecha, y sí apoye a la izquierda:
  1. EJEMPLIFICA CON GENTE NORMAL. Explica los problemas y argumenta con base a experiencias de gente común, con la cual tu audiencia se sienta identificada.
  2. MENOS DISCURSOS, MÁS PREGUNTAS. Evita imponer tus ideas. Pregunta, para que la gente descubra la verdad por ella misma.
  3. UTILIZA EJEMPLOS HISTÓRICOS. La gente no tiene consciencia histórica. Recuérdales lo que ha pasado, para que no cometan los mismos errores, y recuerden los éxitos antiguos.
  4. LA DERECHA MANIPULA, LA IZQUIERDA ORGANIZA. Es válido si utilizas algunos métodos de la derecha, como usar imágenes y definiciones. Pero no te olvides de lo más importante: la organización social es la clave.
Ernst explica la propia experiencia del Partido de la Izquierda Socialista de Noruega y la razón de su éxito, al ocupar hasta el 10 por ciento de las preferencias electorales en el país. “En Noruega tenemos la misma lucha contra el neoliberalismo y la organización sindical es muy fuerte, todavía. En algunas áreas, el 90% de los trabajadores están organizados y esto es único en Europa. Pero también al otro lado tenemos un movimiento populista de derecha que es igualmente fuerte, casi el 20 por ciento. Es una lucha muy importante. Es particular para nosotros el SV (“Sosialistisk Venstreparti”, nombre en noruego del Partido) tenemos tres principios generales: el juicio social, el medio ambiente y el feminismo. Eso es muy importante para nuestra lucha. Porque cuando somos capaces de convencer a las mujeres, y las mujeres no son amigas de los populistas de derecha y trabajamos con ellas, juntos, es uno de los métodos con los cuales podemos ganar”.
Nos despedimos con un par de fotos y un buen saludo. Yo, con la esperanza de verlo de nuevo un día y aprender más. Gran sujeto. Y sobre todo, preguntarle de qué personaje era esa espectacular camiseta de jazz que portaba. Nos vemos pronto, camarada.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Cacerolazo (Por Roberto Malaver)

¡No me piques con cuchillo pícame con tenedor! El jueves, en la manifestación por la batalla final, tuvimos la frustración más grande que el gigante verde. Después de echarle bolas de todas partes del país para llegar a Caracas por aire, tierra y mar, y muchos que se vinieron de Panamá, Colombia, Miami y más allá de más nunca, vino el secretario general de la coordinadora democrática, vulgar Mud, y leyó el manifiesto del cacerolazo, y todos nos quedamos viendo las caras de fracaso generalizado. Una vaina que todavía nos tiene turulatos.
Después, en la noche no hubo un carajo, es decir, los pocos que tocaron cacerola lo hicieron con más arrechera por la Maldita Mud, como comenzamos a llamarla desde aquel día, y el llamado a cacerolear fue un fracaso más que nos metimos entre pecho y espalda. Y después vino el peo de la cantidad de gente. Coño, el secretario ejecutivo abrió la bocaza y dijo que allí estuvimos un millón cien mil personas, qué bolas, el carajo no sólo se engaña a sí mismo, sino que pretende engañarnos a todos, ni que en esa vaina hubiesen estado mil argentinos, que cada uno vale por mil, llegábamos a un millón de amigos.
El manifiesto leído por el secretario no solo traía cacerolazos, también trajo una vaina de parada por diez minutos que nadie entendió, pero que todos sabían que se debía hacer frente a las oficinas del CNE. Después que nosotros pelamos bolas llamando en abril al referéndum, ahora le queremos echar la culpa al CNE, pero sucede que los carajos decretaron día libre el día que nosotros los íbamos a joder, y nosotros nos quedamos sin saber qué hacer con los diez minutos de stop, o parada, o detente, o como que se llame. Es decir, vamos de ridículo en ridículo, y menos mal que la gente nuestra no nos ha mandado para el carajo de una vez, aunque ya están empezando a hacerlo con esa etiqueta de la Maldita Mud, que de paso, estuvo de primera a nivel mundial en una vaina que llaman tendencia o TT, o sea toma tu tomate.
Después de la toma del este de Caracas, el chavismo andaba más feliz que el carajo por el fracaso nuestro, y Maduro se fue a Margarita, y allá le montamos una vaina rara con un cacerolazo en un pueblo que llaman Villa Rosa, y que ni Embajada Radonski sabe dónde queda, y dijimos que había jodido a una mujer, y listo, a las redes, a tuitear ese vaina por todas partes, y échenle bolas desde el exterior, y nuestros medios internacionales, a los que nunca le vamos a poder pagar todo lo que han manipulado a nuestro favor, salieron a publicar esa noticia contentísimos, y el chavismo comió casquillo y lo jodimos bien jodido, para que respete. Y por ese momento todo el mundo se olvidó del fracaso de la toma del este de Caracas, y Villa Rosa para acá y para allá. Después llamamos a un nuevo cacerolazo para apoyar a Rosa Villa, que así es como debe llamarse ese pueblo, como Pancho Villa, y pelamos bola otra vez, a nadie le gustó esa vaina y el fracaso se nos vino encima con carnaval y comparsa.
El papá de Margot llegó con una copia del manifiesto que el secretario ejecutivo de la coordinadora democrática leyó en el este del este cuando la toma, y dijo: "¿Qué vaina nos tocará hacer la semana que viene?". Y leyó y se arrechó y tiró el manifiesto contra la pared y se fue al cuarto y le metió su coñazo a la puerta tan duro que un vecino grito: "Ahora sí arrancó el cacerolazo".

·         Tócame la campana. - Me canta Margot

lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Qué tareas debe cumplir la Comunicación Revolucionaria?

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

“(...) He tenido ocasión de observar muchas veces cómo poderosas organizaciones con una poderosa prensa se hicieron añicos bajo el impacto de los acontecimientos, y cómo, por el contrario, pequeñas organizaciones con una prensa técnicamente débil se transformaron en corto tiempo en fuerzas históricas”. León Trotsky

Fernando Buen Abad DomínguezAsumir el reto de planificar, democráticamente, los contenidos
Sin comprender, cabalmente, lo que es una Revolución, será difícil comprender la dialéctica de sus tareas comunicacionales.  No hay práctica correcta sin teoría correcta. Una situación revolucionaria tiene sus contenidos propios, sus ritmos y sus prioridades determinadas por la fuerza, y los avances, que la clase trabajadora conquista para expropiar el poder a la burguesía. Las tareas comunicacionales revolucionarias no pueden provenir de la pura subjetividad, opinológica, de algunos “iluminados”, las prioridades derivan de las necesidades objetivas de cada frente en combate contra el capitalismo. Los contenidos, nuestros, emergen de la lucha de clases. No la esconden. 

Esas necesidades se detectan democráticamente y se toma en cuenta lo concreto, tanto como lo subjetivo, con el propósito revolucionario de que la verdad sirva para elevar el nivel de la conciencia, para perfeccionar la lucha y para garantizar el triunfo de la revolución permanente. En una situación de claro enfrentamiento de clases, en la que la disputa no admite eufemismos, y es contundente la evidencia de una guerra, los medios de comunicación revolucionarios tienen un papel supremo como herramientas organizadoras para ayudar a multiplicar las fuerzas revolucionarias a partir de poner en común un programa de acción emancipador. No se puede desperdiciar recurso alguno. No se puede perder un minuto. Las mejores ideas son las ideas emancipadoras.  

No son pocos los que se apresuran para erigirse en intermediarios mesiánicos, dispuestos a reescribir los mandamientos del reformismo, aprovechándose de los medios de comunicación. Hay que estar alertas, los reformistas son un veneno camaleónico que se escurre sigiloso en no pocos espacios. Algunos se disfrazan de “doctos” y van por el mundo pontificando un saber “revolucionario” sacado de su saliva (o de algunos manuales de élite burguesa). No faltan los envidiosos, los mediocres, los petulantes ni los traidores que se infiltran en los frentes revolucionarios para sembrar confusión mientras ordeñan alguna prebenda o canonjía ganada con trampas. Es preciso ser muy cauteloso. Todo lo que no ayuda a garantizar, acelerar y profundizar la Revolución, en el corto, en el mediano y en el largo plazo… debe ser sometido a discusión abierta. Por todos los medios. Ese es un repertorio de contenidos inexcusable. 

Es indispensable ensayar todos los lenguajes necesarios para hacer visibles y palpables los triunfos de la revolución que son la fuente primordial de la fortaleza moral. Con alegría, con humor, con imaginación revolucionarios para no repetir el discurso acartonado del patrón burgués. Es indispensable comunicar los problemas, armados con la autocrítica más proactiva y con los programas de avance más consensuados. Es vital elevar la moral y la ética revolucionaria. Enriquecer las responsabilidades y asegurar la creatividad para ganar el territorio de los contenidos, vitalizar la experimentación de las formas y amplificar la recepción con retroalimentación dialéctica. No hay tiempo que perder. Los contenidos emancipadores exigen su lugar en la batalla de las ideas.
Algunos objetan a cierta comunicación revolucionaria por “oficialista”. Creen que algunos medios revolucionarios se exceden en las tareas de “propaganda” y se olvidan de las tareas de la autocrítica. Es un debate valioso que no puede quedarse en un diálogo de sordos y si, por el contrario, debe constituirse en una herramienta, de debate y de trabajo, abierta constante. Pero no confundir el concepto burgués de “propaganda” con la urgencia revolucionaria de hacer visibles nuestros logros para fortalecer la moral de combate. Ningún evangelio publicitario burgués va a silenciarnos por más científico o santo que se auto proclame. Los contenidos de la comunicación revolucionaria son logros conceptuales cuya misión, además de elevar el nivel de conciencia, radica en multiplicarse dialécticamente. Y eso requiere redes y sistematización planificadas.    

La batalla de la comunicación Revolucionaria se da, en una de sus fases, principalmente contra la ideología de la clase dominante que ha hecho metástasis en todo el tejido de las relaciones sociales. Es una lucha muy difícil que no admite reposo. La encontramos hasta en la sopa. La vemos en nuestros gustos y en nuestras creencias, está en la educación y en la cultura, está en las tradiciones y en las imaginaciones. El capitalismo a inoculado con su plasma ideológico incluso el pensamiento de su sepulturero para convencerlo que lamente la hora en que se verdugo muera. Eso se llama enajenación y se ha convertido, incluso, en un gran negocio. Terrible problema. Pero la parte más ardua es la revolución creadora que debe contribuir a fundar un nuevo universo de ideas, emociones, entusiasmos y moral… emancipadas y emancipadoras. Y en ese marco una de las tareas más arduas, y más postergadas, ha sido la Revolución de los Contenidos. 

Nuestras luchas comuncacionales son asimétricas. Nos falta capacitación, nos falta organización y nos falta unidad. Tenemos claro quién es el enemigo de clase, sabemos el daño que nos ha causado, sabemos que debe ser expropiado y derrotado y sabemos que no podemos perder la batalla comunicacional. Sabemos que ésta lucha debe darse de manera internacionalista. Sabemos que a los trabajadores sólo lo salvarán los trabajadores. Sabemos mucho y hemos hecho muy poco. Por ahora. ¿Por qué no hemos logrado vencerlos ya, si somos la mayoría? Porque, en materia de comunicación, también hay que emancipar a los emancipadores. Esa es una tarea con prioridad número uno. Manos a la obra. No sería un mal ejercicio que todos los días, ordenadamente, cada revolucionario asuma su responsabilidad socialista de difundir 10 noticias con los logros de la Revolución. Logros de la clase trabajadora. Hay que convertirnos en combatientes comunicacionales diariamente. Ojo con los contenidos. No dejemos que el enemigo de clase nos maneje la agenda.

Retomado de Artículo de Dicho Autor Publicado en www.aporrea.org